Fidel Castro y la Revolución (Gaga)

“Esa llama que una vez ardió en los recordados héroes revolucionarios prende aún en la juventud latinoamericana, inspirados en la misma desigualdad social aun persistente en el continente, 30 años después”

Hace casi cincuenta años un joven Fidel Castro entraba triunfante a La Habana, derrocando al dictador Batista. Fidel guiaba a un grupo de revolucionarios idealistas haciendo la revolución por el pueblo y con el pueblo. El ejemplo cubano encendería en los años sesenta y setenta focos revolucionarios por todo Latinoamérica. Miles de jóvenes líderes abrazaron el comunismo y sus románticos ideales, inspirándose en la desigualdad social y la pobreza que esta gestaba… Para ellos el comunismo aparecía como la solución a estos problemas sociales.

Los resultados de estas revoluciones, sin embargo, distaron mucho de lo que estos jóvenes luchadores hubiesen querido, dividiendo a las sociedades en vez de unirlas. Es difícil juzgar objetivamente estas acciones revolucionarias en un mundo donde los países sudamericanos no eran más que piezas del tablero donde jugaban las superpotencias soviéticas y estadounidenses.

Hoy en día, cuando el muro de Berlín ya cayó y la sociedad definitivamente se inclino hacia el capitalismo, hemos aprendido a vivir aceptando este modelo, siendo el individualismo una de sus características mas marcadas.

Ante ese escenario, nos hemos dedicado a recordar románticamente estos héroes revolucionarios, y pareciese ser a primera vista que se han extinguido. Sin embargo, si observamos más cuidadosamente podemos ver que esa llama que una vez ardió en los recordados héroes revolucionarios prende aún en la juventud latinoamericana, inspirados en la misma desigualdad social aun persistente en el continente, 30 años después.

Cuando 3000 jóvenes solo en Chile construyen mediaguas de Arica a Chiloé, sumándose a la fuerza de otros tantos compañeros en Sudamérica de Un Techo Para Mi País, deja de ser un acto aislado, es el comienzo de una revolución (según RAE: Cambio violento en las instituciones políticas, económicas o sociales de una nación). Una revolución que se sabe incipiente y que debemos continuar por el resto de nuestras vidas, sabiendo que los cambios no se puede dar por la fuerza sino por la razón y que los caminos no son cortos, pero tampoco eternos.


Ricardo León (Gaga)
Estudiante de Ingeniería Eléctrica UdeC
Formulación de Proyecto – Área Campamentos

1 comentarios:

  Anónimo

martes, noviembre 28, 2006 5:29:00 p.m.

Buen artículo. Me parece que le pega al hueso a lo que sucede con esos ideales y metas que se propone la sociedad o parte de ella, buscando lo mejor para el país. El problema que veo es que de partida se plantea la postura de que mi ideal, mis metas y mis medios son los correctos y todos los demás, que no concuerden con el mío, están equivocados. Y no hay peor idealismo que el que genera divisiones en la sociedad. Debemos generar un ideal que nos incluya a todos, respetando las individualidades ya que juntos tendremos la fuerza que no tiene el solitario. Y juntos seremos todo y no una parte del todo.